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Miguel Lamas

Estados Unidos: Bush después de la derrota

Presión popular por la retirada de Irak

Un periodista le preguntó al vicepresidente yanqui Dick Cheney, dos días antes de las elecciones, si en caso de perder el gobierno haría cambios con respecto a Irak. Pedante como siempre, respondió que no, porque esas decisiones no estaban sometidas ni a elecciones ni a encuestas. Así de “democráticos” son los gobernantes yanquis

Condoleezza Rice y George Bush. Los grandes derrotados

Condoleezza Rice y George Bush. Los grandes derrotados

Pero posiblemente ni Dick Cheney, ni Bush, ni siquiera los candidatos del propio Partido Demócrata, creían en que se iba a producir lo que el presidente llamó “una paliza” tan grande al gobierno. Sin embargo, algo debe haber sospechado el candidato republicano del Estado de la Florida cuando escapó, sin avisar, de un acto electoral al que había ido Bush para “apoyarlo”.

Después de la paliza, Bush tuvo que echar a Donald Rumsfeld, el Ministro de Defensa, convertido en el chivo expiatorio del desastre en que se está convirtiendo Irak para Estados Unidos. Hasta los generales se la agarran con el sanguinario Rumfseld, porque, dicen, mandó “pocos” soldados y por eso no pueden ganar.

Nadie le preguntó al pueblo norteamericano si quería la retirada de Irak. Los candidatos demócratas solo hablaban de “cambiar el rumbo”. Pero no pueden negar ahora que las elecciones fueron utilizadas por millones de personas como una forma de castigar al gobierno y el tema principal, aunque no el único, fue el de Irak. También pesó la desenfrenada corrupción del gobierno, el tema social de la pobreza, el abandono de los más pobres en el desastre de Katrina, el salario y la persecución a los inmigrantes hispanos.

Ahora mientras Bush escucha los consejos de una comisión bipartidista sobre Irak, los demócratas cambiaron su discurso y hablan de un plan de retirada. Sin embargo, dados sus antecedentes es imposible confiar en ellos. Cabe recordar que la mayoría del Partido Demócrata apoyó la invasión y durante todos estos años votaron los presupuestos de guerra. Que por ejemplo Hillary Clinton, que es una de las estrellas ascendentes de los demócratas, disfrazaba detrás de la frase “cambio de rumbo” respecto a Irak, el aumento del número de efectivos.

Ganó el otro partido imperialista

El triunfo de los demócratas no significa en sí mismo un cambio de política. Demócratas y republicanos están dirigidos por millonarios imperialistas y se han puesto de acuerdo en todas las invasiones, desde Vietnam hasta Irak, pasando por la exYugoslavia y el bloqueo a Cuba. El demócrata Harry Truman fue el único líder mundial que ordenó el uso del arma atómica (contra Japón en 1945). También ordenó invadir Grecia en 1947 y Corea en 1950.

John Kennedy inició la intervención en Vietnam, en 1961. En 1966, otro demócrata, Lyndon Johnson, envió un millón y medio de soldados a las selvas vietnamitas.

La multimillonaria Nancy Pelosi, la principal líder demócrata, presidente de la Cámara de Representantes, aunque antes de las elecciones insultaba a Bush y amenazaba con enjuiciarlo, se apresuró a advertir al día siguiente de las elecciones que no habrá ningún enjuiciamiento, y se sacó una foto sonriendo junto a Bush.

¿Qué cambió?

Esto no quiere decir que no ha pasado nada. Bush queda totalmente debilitado, la última encuesta le da un 31% de aprobación, y la presión popular antiguerra pegó duro en los propios demócratas. Si no hay grandes movilizaciones populares es precisamente porque los movimientos pacifistas influidos por los demócratas las han frenado con la excusa de priorizar la campaña electoral. Pero, esto que les sirvió para ganar las elecciones al Partido Demócrata, no es un cheque en blanco.

Esto lo expresó brillantemente el cineasta pacifista Michael Moore: “Ahora comienza el verdadero trabajo. A menos que les estemos encima a estos demócratas para que hagan lo correcto, harán lo que hacen siempre: echar las cosas a perder a lo grande. Ayudaron a Bush a empezar esta guerra y ahora deben tratar de reparar el daño hecho” (Página/12, 12/11).

Una retirada “gradual” es el intento de “salvar la ropa” del ejército ocupante, produciendo miles de asesinatos adicionales. Por eso, junto a la heroica resistencia irakí, lo que puede imponer un cambio real es la movilización popular, en Estados Unidos y a escala mundial, exigiendo la retirada inmediata e incondicional y el castigo a los que sembraron la muerte y tortura en Irak y llevaron a miles de jóvenes norteamericanos a la muerte y mutilación para defender sus intereses imperialistas.


Michael Eisenscher: Obreros estadounidenses contra la guerra

La USLAW (Comité de Obreros Estadounidenses contra la guerra) representa a 4,5 millones de trabajadores. La organización fue fundada dos meses antes de la invasión a Irak y participó activamente de las movilizaciones antiguerra. El año pasado invitó a dirigentes sindicales irakíes a una gira por Estados Unidos, que se realizó, reclamando la retirada de tropas norteamericanas de su país. También realizaron colectas entre los trabajadores para apoyar a los sindicatos de Irak. Entre las organizaciones afiliadas están las masivas Federaciones de Docentes de California, Oregón y Wisconsin, Asociación de Enfermeras de California, la AFLCIO de Vermont y de Wisconsin, y centenares de locales sindicales y agrupaciones de diferentes gremios

Entrevistado por el diario Clarín (13/11), uno de sus dirigentes, Michael Eisenscher, reclamó “un repliegue inmediato de las tropas”. Señaló que “La guerra y la ocupación de Irak fue el único y gran factor que influyó en el sentimiento popular en esta elección. La derrota de los candidatos republicanos a lo largo de todo el país fue un repudio a la administración Bush y a su política guerrera”.

Explicó que este vuelco popular se debe a “la muerte de más de 2.800 soldados y los más de 20 mil heridos. Luego está el costo de miles de millones de dólares de la guerra con el consecuente impacto en el presupuesto doméstico y en los recortes en programas sociales. Además está el déficit, que sigue creciendo”.

Eisenscher no le tiene mucha fe a los demócratas: “El 64% de los candidatos demócratas, de acuerdo a un estudio, no habían manifestado antes de la campaña una postura a favor de la retirada de Irak ni de un cronograma de salida. Muchos hicieron campaña acusando a los republicanos por el mal manejo de la guerra, unos pocos se mostraron abiertamente en contra del conflicto, pero la mayoría no tiene un plan para salir de Irak. Se habla vagamente de desplazar las tropas a otros países como Kuwait o Arabia Saudita, lo que en realidad es una receta para permanecer allí indefinidamente”.

Ante esto afirma que la USLAW exige “la inmediata retirada como la única solución real para pelear por un Irak democrático y secular. Apoyamos las reparaciones económicas para los iraquíes por la destrucción que nuestro gobierno ha causado y repudiamos la política de guerra preventiva y el militarismo como solución para los problemas internacionales. La real seguridad sólo puede darse a base de respeto y justicia y ni respeto ni justicia pueden establecerse a punta de bayoneta”.


En seis estados se votó por aumentar el salario mínimo

En Estados Unidos el salario mínimo está congelado en 5,15 dólares la hora desde hace 10 años. Esto significó un importante deterioro salarial para trabajadores no calificados y jóvenes.

Sindicatos y otras organizaciones sociales lograron que se hicieran consultas populares para aumentar el salario mínimo en seis estados. En todos ellos ganó la propuesta de aumentar el salario a 6,50 ó 6,75 dólares la hora y su ajuste anual con el costo de la vida. En Missouri y Montana la propuesta fue avalada por tres cuartas partes de los votantes. En Arizona y Nevada por algo más de dos tercios. En Ohio ganó con el 56% y en Colorado con el 53%.


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