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Juan Carlos Giordano
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Juan Carlos Giordano

Ni Blumberg, ni Kirchner-D’Elía

Marchas electoralistas

El 31 de agosto Juan Carlos Blumberg hizo un importante acto en la Plaza de Mayo. Por su parte, Kirchner, de la mano de Luis D’Elía, intentó achicarlo sin mucho éxito. El ingeniero sumó a sus propuestas de mano dura su lanzamiento políticoelectoral. Mientras tanto, la inseguridad sigue azotando a los sectores populares.

Una mujer sosteniendo una virgen, en la marcha de Blumberg

Una mujer sosteniendo una virgen, en la marcha de Blumberg

El ingeniero-candidato pronunciando su discurso

El ingeniero-candidato pronunciando su discurso

En 2004, poco después del asesinato de su hijo Axel, Blumberg surgió como un dirigente social de importancia convocando, ante el sensible problema no resuelto de la inseguridad, a una multitudinaria marcha frente al Congreso, y luego otra frente a Tribunales. Ahora quiso repetir lo mismo en la reciente marcha a Plaza de Mayo, agregándole el condimento de su casi segura postulación para las elecciones del año próximo.

Entre la mano dura y la centroderecha

El acto contó fundamentalmente con la participación de sectores de clase media alta y acomodada y de colegios religiosos, así como también de dirigentes de centroderecha. Macri, López Murphy, Cecilia Pando y Patti lo acompañaron. También estuvo el radical Nito Artaza.

Blumberg se quiere despegar de ellos. “Yo no soy de derecha, más bien me ubico muchas veces en la centroizquierda”, señala permanentemente. Es que la palabra “centroizquierda” está dando para todo por estos tiempos. Por ejemplo, la titular del ARI, Elisa Carrió, defendió la convocatoria considerándola una “marcha ciudadana”.

Que Blumberg es de centroderecha lo prueban sus reclamos: la baja de la edad de imputabilidad de los menores a 14 años y más poderes para la policía. Aunque la mejor demostración es su afinidad con lo peor de esta institución, los llamados “Sin Gorra”, quienes le dieron seguridad en su acto. Son oficiales y suboficiales dados de baja y exonerados de la Bonaerense y la Federal, por ser responsables de hechos de corrupción y delitos aberrantes.

En su discurso, Blumberg se mostró como un candidato debutante pero hábil. Cuando los participantes silbaron a Kirchner o a Solá, él llamó a expresar el repudio “con el voto”. Terminada la marcha, declaró: “Todos me tiran del saco para que sea candidato”. Fortalecido por su poder de convocatoria (aunque mucho menor que en actos anteriores), quedó instalado como futuro contendiente, por derecha, de los candidatos oficialistas.

El papelón del gobierno

El gobierno se preocupó por la convocatoria de Blumberg e intentó achicarla, dejando correr al funcionario D’Elía para que hubiera “dos marchas”. La contramarcha pretendió también hacer un uso electoral del problema de la inseguridad. Los convocantes salieron a defender a un supuesto gobierno progresista atacado por la derecha. Las cosas le salieron mal. Los trabajadores y sectores populares no sólo no concurrieron a la marcha de Blumberg, sino que a su vez vieron el fracaso de la respuesta de Kirchner. Hasta Pérez Esquivel tuvo que delimitarse públicamente de la contramarcha de D’Elía, a quien definió como “especulador y arribista”. Ningún organismo de derechos humanos lo acompañó. Nada pudo ocultar que, a pesar de su doble discurso, los graves problemas de inseguridad no tienen respuesta por parte del gobierno. Más allá de la caída de varias cúpulas en la Bonaerense, la Federal o de algunas provinciales, poco y nada ha cambiado en esa institución represiva. El gobierno no pudo armar una respuesta contundente a Blumberg sencillamente porque no viene atacando las causas de fondo que traen inseguridad.

Ni Blumberg, ni Kirchner

Las marchas evidenciaron dos posturas políticas ante la inseguridad que no son salida para ese flagelo que azota fundamentalmente a los sectores más humildes y desprotegidos. No sirve la mano dura de Blumberg, ni las políticas de Kirchner de cuidar la estructura represiva de la policía, por un lado, y negarse a combatir el hambre y la pobreza por otro.

También hay que repudiar el uso de este gran flagelo para fines electoralistas, como lo intentaron hacer con las dos marchas el pasado jueves.

Llamamos a seguir movilizados para lograr soluciones de fondo como las que aquí estamos planteando (ver propuestas…). Y a no dejarse engañar con los proyectos políticos tanto de Blumberg como del gobierno. Para que haya seguridad, la salida vendrá de un proyecto político que tendremos que ir forjando entre los luchadores sociales y la izquierda.


Propuestas contra la inseguridad

Desmantelamiento de la policía corrupta y represiva

No hay hecho violento en los últimos años en que no hayan tomado parte jefes policiales. Entre 1995 y 2005 hubo 576 armas de guerra (ametralladoras, lanzacohetes, fusiles) involucradas en robos a bancos o blindados. Delitos que no vienen de la mano de la pobreza, sino de una mafia delictiva apañada y muchas veces gestada y amparada por los comisarios.

En estos años se dio de baja de la Policía Bonaerense a más de mil policías involucrados en graves delitos, pero no fueron a la cárcel. Muchos de ellos ahora prestan “seguridad personal” al ingeniero Blumberg cuidando sus marchas. El padre de Axel dijo que “son excelentísimas personas”.

Hay que desmantelar la policía represiva y corrupta enviando a la cárcel a todos aquellos que son parte de la máquina de delinquir.

Basta de “gatillo fácil”

Entre mayo de 2003 y julio de este año, hubo 505 casos de asesinatos policiales -53% por gatillo fácil y 45% de muertes en comisarías-, según Correpi. La policía considera a los jóvenes como “enemigos”. Los modelos económicos los empujan a la marginalidad y luego la policía los asesina.

En los juicios donde se ventilas estas causas, de penas que van de 8 a 25 años de prisión, seguro que al delincuente le tocan 25, y al policía 8, con mucha suerte, ya que hubo muchos sobreseimientos a pesar de pruebas contundentes en su contra en hechos sumamente escandalosos.

Elección popular del comisario. Sindicalización de la policía

Proponemos la elección del comisario por el voto popular, por listas y sólo con candidatos civiles, con cargos revocables ante cualquier sospecha de estar vinculado con hechos de corrupción, represión o delito. No a la policía comunal que quieren implementar los intendentes.

También proponemos la sindicalización del personal policial para que los agentes tengan derecho a no acatar órdenes mafiosas e ilegales de sus jefes, puedan defender sus salarios y se nieguen a reprimir luchas populares. Ya hay experiencias, como el caso de ADEPOL en Santa Fe.

Terminar con la inseguridad de no tener trabajo, salario, salud y educación

La pobreza y marginación social son caldo de cultivo para más violencia. Niños de corta edad que no pueden acceder a la escuela o no tienen ingresos son víctimas de las mafias delictivas que los obligan a cometer delitos por dos pesos, o ser víctimas de las drogas.

Para evitar que se ponga en peligro la vida por robar un par de zapatillas o escasos pesos a jubilados, hay que sacar de la miseria a millones de jóvenes sin futuro, asegurándoles educación, trabajo digno y salarios acordes con sus necesidades. Hay que empezar por la primera seguridad de garantizar los derechos humanos básicos a millones que los necesitan.

Basta de delincuentes de guante blanco. Cárcel a los genocidas

En nuestro país, quienes evaden impuestos, cierran empresas dejando el tendal de desocupados o cobran coimas en el Senado para votar leyes esclavistas como la “Banelco” -delincuentes de guante blanco-, son premiados con impunidad. También para los genocidas de la dictadura.

Para ellos deberían implementarse penas de varias décadas de prisión, para que nunca más salgan de la cárcel, contribuyendo así a la seguridad ciudadana.

Por la autoorganización de los vecinos

Ni mano dura ni más poder policial. Eso trae más inseguridad. Por comisiones de control popular sobre el accionar policial. Por comisiones de autodefensa barrial con plenas facultades para tomar todas las medidas preventivas necesarias que permitan disuadir el delito.


Niños a $ 22

En vez de reclamar educación digna y asistencia del Estado para los chicos, Blumberg quiere que vayan presos. Sin contabilizar las niñas y niños que viven en la calle, los de 5 a 13 años que están obligados a trabajar ganan $ 22 por mes. Y los que van de 14 a 17 años perciben $ 97. Son casi 500.000 niños los que sufren “salarios” de esclavos. Las tareas que prestan son muy variadas: de limpiavidrios o ayuda en labores a mayores, hasta los que ejercen la prostitución o cavan fosas en los cementerios. El 25% no asiste a las escuelas (62% en las zonas rurales) y el 43% repite.


Muerte en las obras

Dos obreros de la construcción fallecieron al cortarse el cable que sostenía el andamio en el que trabajaban en un noveno piso, en pleno centro de esta Capital. Fue catalogado como “muerte accidental”, sin responsables. Muertes por las cuales se van a pagar sólo algunos pesos a sus familiares, de acuerdo con las leyes laborales vigentes.

La obra había sido denunciada ante el Gobierno de la Ciudad por falta de seguridad. Pero de esta seguridad no se ocupan Blumberg, D’Elía, el gobierno, el Ministerio de Trabajo, ni los dirigentes sindicales.


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