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PANORAMA POLÍTICO

La crisis del Mercosur

El conflicto con las papeleras y la posible salida del Mercosur de Uruguay ponen sobre el tapete la crisis del bloque regional. Uruguay podría avanzar hacia un tratado de libre comercio (TLC) con los EE.UU. Paraguay podría estar en el mismo camino. ¿La crisis es por las papeleras? ¿Cuáles son las causas de fondo? ¿La reunión Lula-Kirchner-Chávez reflota el Mercosur?

Marcha de 100.000 personas en Gualeguaychú, el 30 de abril

Marcha de 100.000 personas en Gualeguaychú, el 30 de abril

Después de más de quince años desde su formación, el Mercosur está en su punto más crítico. Uno de sus fundadores, Uruguay, estaría por anunciar que pasaría al estatus de “país asociado”, similar al que tienen Chile y Bolivia. O sea, dejaría de ser miembro pleno. Esta posibilidad la señaló el presidente Tabaré Vázquez, nada menos que frente al presidente Fox de México, el más obsecuente proyanqui, y en vísperas de su encuentro con Bush en la Casa Blanca.

La crisis de las papeleras de Fray Bentos

El conflicto por la construcción de las papeleras en la ciudad uruguaya de Fray Bentos ha sido el detonante de una inmensa crisis diplomática y política con la Argentina. Un tiempo atrás parecía que ambos gobiernos llegaban a un acuerdo. Pero la persistencia de la movilización popular con los cortes de ruta lo impidió.

El gobierno del Frente Amplio utiliza esa crisis para cuestionar al Mercosur y Kirchner la usa para tratar de fortalecerse políticamente, convocando a un acto el 5, previa presión para que se levante el corte y con el anuncio de que hará un reclamo a la Corte Internacional de La Haya. Esta presentación muestra que el Mercosur fracasó completamente para actuar como componedor. A su vez, es una simple maniobra simbólica del gobierno de Kirchner, ya que sabe que son escasas las posibilidades de que el Tribunal de La Haya falle a favor de la Argentina. En primer lugar, porque gran parte de los quince jueces que lo integran pertenecen a Europa y los EE.UU., países que difícilmente vayan contra multinacionales finlandesas y españolas. En segundo lugar, porque cuando den su fallo, así fuera mínimamente a favor, es posible que ya las papeleras estén construidas y produciendo. O sea, contaminando.

La crisis del Mercosur está en sus orígenes

La crisis de las papeleras apenas es un detonante de una crisis que cruza el Mercosur desde su fundación y que tiene que ver con su inviabilidad como un mercado común y de integración comercial y de desarrollo económico y progreso social para los países y pueblos del cono Sur de Latinoamérica. Este proyecto siempre fue inviable en manos de las burguesías regionales y de sus gobiernos atados a los intereses de las multinacionales y de los grandes pulpos económicos.

El Mercosur se creó en los ’90 impulsado por las multinacionales para abaratar costos, vía exenciones impositivas y explotando a los trabajadores en mejores condiciones. Siempre fue una utopía reaccionaria creer que podía haber desarrollo independiente y progresivo en un Mercosur manejado, entre otras, por las multinacionales del automóvil (Ford, GM, VW o Toyota) que aprovecharon las exenciones arancelarias para hacer sus negociados. El acuerdo del Mercosur convalidó la división de trabajo que fijaron las multinacionales para abaratar costos de fabricación, transporte y venta de sus productos (sean autos, calzado o textiles).

Además, el Mercosur se inauguró en el mismo período de las privatizaciones, permitiendo la entrada de capitales extranjeros que coparon distintos servicios.

Mercosur y saqueo imperialista

La realidad viene mostrando que los países miembros del Mercosur, por más roces que puedan tener circunstancialmente con el imperialismo, como los choques por los subsidios a los productos agropecuarios, los que han dificultado que se termine de avanzar con el ALCA, siguen siendo socios menores de las grandes potencias y viven de las migajas que les tiran las multinacionales y la banca mundial. Por eso no hay unidad latinoamericana ni verdadera integración para enfrentar el saqueo imperialista. Por el contrario, lo fomentan.

Por eso el Mercosur se sacude y entra constantemente en crisis. Cada gobierno defiende “sus” acuerdos con las multinacionales; o sea, se pelean por las migajas. El ejemplo claro es el de las papeleras. El gobierno uruguayo, con el apoyo de la oligarquía y sus partidos, defienden con uñas y dientes la entrada de las papeleras multinacionales europeas que vienen a hacer su negociado en Uruguay, saqueando sus riquezas naturales con bajo costo salarial y a contaminar el medio ambiente. Todo a costa de romper con la Argentina y el Mercosur.

Pero también el Mercosur fracasa en toda intermediación sobre las papeleras porque sus gobiernos, caso el de Brasil, también tienen ese tipo de acuerdos bilaterales con multinacionales que saquean el suelo y atacan el medio ambiente. Por ejemplo, Lula ha autorizado, contra todas las protestas populares, la privatización y el desmonte de partes del Amazonas por parte de diversas multinacionales madereras o sojeras. En la Argentina se autoriza la explotación de minerales en San Juan o Esquel-Chubut sabiendo las graves consecuencias que tendrá. Incluso se asegura que las papeleras se instalaron en Uruguay porque no se pusieron de acuerdo con las condiciones económicas que les ofrecían en Entre Ríos o Corrientes.

El Mercosur de Lula y Kirchner

Hubo quienes albergaron la equivocada esperanza de que el Mercosur, sin los Menem o los Fernando Henrique Cardoso (Brasil) y con la llegada de gobiernos de centroizquierda, como los de Lula y Kirchner, jugara un papel de independencia y enfrentamiento con los EE.UU. Nada más alejado de la realidad.

Por el contrario, con Lula y Kirchner siguieron lo acuerdos con las multinacionales y en común acuerdo los dos gobiernos llegaron al colmo de adelantar los pagos de la deuda externa con el FMI. Convirtieron al Mercosur, con idas y venidas por las permanentes diferencias que hay entre ambas burguesías industriales, en el eje Brasil- Argentina, desplazando y minimizando el papel de Uruguay y Paraguay y sus empresarios. Actuaron políticamente sobre la crisis política de Bolivia, país asociado, para tratar que las rebeliones populares se encarrilaran a las elecciones. Juntos también enviaron tropas a Haití para hacer el papel de bombero que no quería asumir directamente EE.UU.

Se dice que en la última reunión de Lula-Kirchner con Chávez, el 26 de abril, después que éste apareciera en Asunción en una reunión con Tabaré Vázquez, Evo Morales y el paraguayo Duarte Frutos, “Lula lo habría tratado con dureza: le pidió que dejara de alentar al presidente de Bolivia, Evo Morales, en su agresiva política contra la empresa brasileña Petrobras” (La Nación, 27/4).

Los resultados de la hegemonía Lula-Kirchner están a la vista, en dos sentidos opuestos, que igual ahondan la crisis del Mercosur. Uruguay amenaza con firmar un tratado de libre comercio con los EE.UU. y Paraguay podría seguir ese camino. Mientras, Evo Morales acaba de anunciar la nacionalización de los hidrocarburos, que pone en cuestión la magnitud de los negocios de la Petrobras en Bolivia, por ejemplo. Por otro lado está pendiente un posible aumento del gas que Bolivia exporta a la Argentina. O sea, se avecinan nuevos nubarrones en el Mercosur.

Otra integración: un frente de países deudores para no pagar

Tampoco el acercamiento y pedido de ingreso al Mercosur del presidente Chávez ha ayudado a cambiar el carácter del Mercosur ni a superar su crisis. “Somos los tres mosqueteros”, dijo Chávez respecto de él, Lula y Kirchner. El centro de sus encuentros pasa por el impulso de un megagasoducto que iría desde Venezuela a la Argentina. Pero esa costosa obra de más de 5 mil kilómetros sería un gran negocio para las petroleras como Petrobras y la privatizada Repsol YPF, y para el Grupo Techint, que sería uno de los beneficiarios de esa construcción, junto con otros grupos empresarios brasileños.

Chávez ha repudiado los TLC que firmó Colombia y Perú y ha renunciado al pacto de la Comunidad Andina, denunciando la claudicación a la presión de los Estados Unidos. Este paso positivo es la contracara de su apoyo permanente a Lula y Kirchner y de reivindicación del Mercosur.

La lucha por la Segunda Independencia y por una verdadera integración latinoamericana al servicio de los pueblos pasa por otro tipo de acuerdos. Por ejemplo, por constituir un frente de países deudores para no pagar la deuda externa, romper con el FMI y sus planes del ALCA o TLC bilaterales y para expulsar a multinacionales como Botnia y ENCE. Sería muy bueno que Chávez y Morales hicieran punta reclamándole un frente de este tipo a Kirchner y Lula. Un frente que una a la Argentina, Brasil, Uruguay, Paraguay, Bolivia, Venezuela, a todos los países latinoamericanos y a sus pueblos para movilizarse por ello.


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