Los gobernadores y la CGT son cómplices del ajuste de Macri

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Los gobernadores y la CGT complicesLos medios de comunicación desbordan con las noticias sobre la desaparición del submarino ARA San Juan: una expresión más de la decadencia nacional que ha dedicado hasta el último peso al pago de la deuda externa, al mismo tiempo que nos torna incapaces de la mínima defensa para evitar el saqueo de nuestra riqueza marítima. El gobierno nacional y la Armada en particular sólo se preocuparon por salvar las apariencias, pasando tres días sin informar lo sucedido y escondiendo las fallas que había informado el propio submarino, poniendo en riesgo a los 44 tripulantes. Esperamos que las tareas de búsqueda y rescate (que continúan al cierre de esta edición) tengan éxito.

Por otro lado, esta semana se materializó lo que veníamos denunciando en la campaña electoral: que el ajuste de Macri tenía “sus cómplices”. Los gobernadores, los mismos que venían aplicando su propio ajuste en cada una de sus jurisdicciones, aparecieron sonrientes en la mesa donde se firmó el acuerdo Nación-provincias. Incluso la provincia de Santa Cruz: mientras Cristina Fernández de Kirchner lanza discursos opositores, su cuñada es parte del pacto con el gobierno. Lo que terminó acordándose es que los grandes perjudicados del ajuste serán los jubilados, en primer lugar. Pero el propio presidente Macri se encargó de dejarlo claro, también los estatales pagarán su parte con salarios a la baja y despidos.

La otra “foto de la semana” fue en la Sociedad Rural, donde el triunvirato de la CGT ratificó lo que ya se veía venir: acordaron la reforma laboral con el gobierno. Con la mentira de que “habían logrado modificar los artículos que más perjudicaban a los trabajadores”, salieron a avalar un proyecto de ley que da pie a menores indemnizaciones, mayor flexibilización, más tercerización y, en conjunto, menores derechos para los trabajadores y vía libre para las patronales.

Macri “completa” su paquete de ajuste con los tarifazos y con el anuncio de que no habrá bono de fin de año ni para estatales ni para jubilados, mientras va perfilando un techo salarial para las paritarias del año que viene del 10%, claramente por debajo de cualquier cálculo de inflación.

La hoja de ruta del gobierno de Cambiemos es hacer pasar estas leyes (reforma jubilatoria, reforma impositiva con enormes exenciones para las empresas y reforma laboral) lo más rápido posible y con el menor costo político. Cuentan para esto con que de las distintas bancadas en que se encuentra dividido el peronismo en el Congreso saldrán los votos que necesitan en ambas cámaras. Como antecedente favorable tienen la votación del presupuesto de la Provincia de Buenos Aires, donde el macrismo logró juntar votos a favor de parte de los tres bloques en que está dividido el peronismo en esa legislatura (entre ellos, hasta el del Chino Navarro del Movimiento Evita). En el Congreso de la Nación cuentan con los que votarán a favor en nombre de la “gobernabilidad” aglutinados detrás de Miguel Angel Pichetto, más lo que se disciplinen a sus propios gobernadores. Incluso los bloques que, por una cuestión de conveniencia política dicen “oponerse” al ajuste, tendrán quienes terminen apoyando al oficialismo. Así, por ejemplo, mientras el Frente Renovador formalmente se opone, ya aparece Felipe Solá anunciando que “si tiene el aval de la CGT”, él terminará votando a favor de la reforma. En síntesis, se da lo que dijimos durante la campaña: al día de hoy, el único bloque que puede garantizar que se opondrá y votará tajantemente contra todas las leyes de ajuste es el del Frente de Izquierda.

Claro que la resistencia al ajuste, entendida como que se puedan votar estas leyes primero, y a posteriori que el gobierno y las patronales logren efectivamente implementarlas, no dependerá de las idas y vueltas del Congreso, sino de las luchas que los trabajadores seamos capaces de articular. Lo central va estar en la pelea que se nos avecina en los próximos meses para tratar de frenar el ataque a los convenios, al empleo y al salario.

Por eso resulta fundamental la pelea que está dando desde ya el sindicalismo combativo para realizar la más amplia y unitaria movilización contra el ajuste. Un paso fundamental es que se haya acordado, conjuntamente con la CTA de Raúl Peidró y Cachorro Godoy y otras organizaciones como la Federación de Aceiteros, realizar una marcha el 6 de diciembre a Plaza de Mayo. Al mismo tiempo que el compromiso de movilizarnos cuando se trate el proyecto en el Congreso, probablemente el 29 o 30 de noviembre. Movilizaciones que tenemos que ampliar y confluir con todos aquellos que se han pronunciado contra la reforma laboral y el ajuste, como las CTA de Yasky y Micheli, la Corriente Federal de Palazzo y el sector de la CGT de Pablo Moyano.
Tenemos que lograr que estas movilizaciones sean lo más masivas posibles. Discutiendo con nuestros compañeros de trabajo, haciendo asambleas donde sea posible y sacando pronunciamientos con mandato de base para los cuerpos de delegados. Planteando, a la vez, que esto tiene que ser un primer paso de un plan de lucha para lograr derrotar el ajuste. Apoyando y fortaleciendo, en suma, al sindicalismo combativo, que se postula para construir una nueva dirección del movimiento obrero, que desplace a la burocracia traidora.