Cristina, Moyano... ¿Y el salario?

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El último paro general fue hace más de 6 meses, y desde entonces Moyano no mueve un dedo, ni “hace olas” para no ser tildado de golpista, según dice.Escribe: Antonio Farés

2014 cerró con una inflación cercana al 40% que pulverizó los aumentos salariales conseguidos en las últimas paritarias. Hasta Yasky de la CTA oficialista tuvo que reconocer que el salario perdió poder adquisitivo el año pasado. El piso a partir del cual se descuenta el impuesto a las Ganancias sigue fijo en los valores de 2013. La suba de precios aprieta desde abajo y el impuesto al trabajo lo hace desde arriba. Así “cuida” el salario el gobierno “nacional y popular”. El salario promedio, incluso, el que mide el tramposo Indec intervenido, sigue muy por debajo de la canasta familiar. Esta es la realidad de millones de trabajadores y se agudiza aún más para los empleados en negro y para la juventud precarizada.

En sus cuatro horas de discurso de apertura de las sesiones legislativas, Cristina no mencionó ninguno de estos problemas. Sigue mintiendo con la inflación para esconderla y su silencio acerca de cambios en Ganancias, descolocó incluso a los dirigentes sindicales afines al kirchnerismo, como Caló, Yasky, Gerardo Martínez y otros. Pero nadie saca los pies del plato. Mientras tanto, Moyano se dedicó a lanzar su propio partido político y no hace ni una sola alusión a alguna nueva medida de fuerza. El último paro general fue hace más de 6 meses, y desde entonces no mueve un dedo, ni “hace olas” para no ser tildado de golpista, según dice. Piumato, en nombre de la CGT Moyano, participó de la marcha del 18F, pero no fijan ninguna marcha a favor de los trabajadores.

En algo se parecen los sindicalistas oficialistas y opositores. Todos están más preocupados por ver a qué candidato van a apoyar en las elecciones, que por llamar a medidas de fuerza por salario, contra los despidos y suspensiones y para no pagar Ganancias.

Se necesita un plan de lucha

La realidad supera cualquier relato inventado por la presidente. Por eso los docentes de varias provincias no iniciaron las clases ante la insultante oferta salarial del gobierno nacional y los gobiernos provinciales. Allí donde la burocracia sindical no pudo contener la bronca de las bases, se impuso el paro en demanda de mayores aumentos de salario. También los municipales del SEOM de Jujuy están en pie de guerra contra una ley para regular las paritarias. ATE y Cicop en Provincia de Buenos Aires también arrancaron marzo con paros y medidas de fuerza.

Pero la CGT Moyano no apoya centralizadamente esa lucha con una medida de alcance nacional. Lo único que asoma en el horizonte es un anunciado paro de transporte contra el impuesto al salario, ¡pero recién para el 31 de marzo! Falta tanto, que ni los propios gremios convocantes pueden asegurar que finalmente se lleve a cabo. Algunos, como la Unión Ferroviaria de Sassia y Pedraza, directamente anunciaron que no van a adherir, al tiempo que patearon la paritaria para julio, según denuncian los ferroviarios del Sarmiento.

Tenemos que exigir asambleas y plenarios de delegados en esos gremios para garantizar que ese paro de transporte se confirme y sea contundente. Que se sienta y se escuche la bronca de las bases para que otros sindicatos se sumen a la medida. Y para que Moyano deje de apoyar a políticos patronales dejando pasar el ajuste y el robo salarial y declare ese día un nuevo paro nacional y un plan de lucha, junto a la CTA Micheli, tal como lo viene reclamando el Encuentro Sindical Combativo.

Tenemos que apoyar todas las luchas en curso, especialmente la de docentes. También hubo paro de estatales este lunes 2 y de la Cicop. Si ganan los docentes, los estatales, profesionales y trabajadores de la salud, estaremos en mejores condiciones para recuperar el terreno perdido por nuestros salarios y romper el techo salarial que nos quieran imponer Cristina y su ministro Tomada para cuidarle las ganancias a las patronales. La coordinación de las luchas es esencial y urgente. La inflación no se detiene porque sea un año electoral, entonces, tampoco se puede detener la lucha por el salario.

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