El atentado a la AMIA y los giros del gobierno

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El Secretario de Estado de EEUU, John Kerry, negociando con el canciller y otros funcionarios de Irán. Cristina Kirchner cambió al compás del giro político norteamericano.La nueva acusación del fiscal Nisman, así como su dudosa muerte, han puesto otra vez sobre el tapete el atentado a la AMIA. Así ocurrió también cuando el gobierno K firmó el memorando que pactó con Irán y los giros políticos que tuvo el kirchnerismo sobre la causa AMIA. Ni Nisman quería la verdad, ya que desde un primer momento avaló la versión sionista y de la CIA, ni tampoco nunca la quiso el gobierno nacional, que siempre se adecuó a la política norteamericana.

Escribe: Luis Covas

El atentado a la AMIA se produjo en julio de 1994, hace casi 21 años. Como lo señalamos en página 3, no creemos que la repentina acusación del fiscal Nisman ni su “muerte dudosa” tenga que ver con el intento real de buscar la verdad en el caso, que dejó el triste saldo de 85 víctimas.

Desde el inicio, bajo el gobierno de Menem, siempre se quiso desviar la búsqueda de la verdad con la “conexión local” sobre el atentado, e inventado pruebas. Se quería tapar la responsabilidad del gobierno justicialista de Menem, aunque no fuera directa, por haber comprometido al país en la agresión imperialista de 1991 en la primera invasión a Irak. Una agresión a los pueblos árabes y de apoyo al estado sionista y racista de Israel, genocida y criminal del pueblo palestino. Menem nos metió de lleno en el conflicto de Medio Oriente poniéndonos del lado de Israel y de los EE.UU., exponiendo al país al riesgo de un atentado que lamentablemente se terminó produciendo.

El fiscal Nisman siempre fue vocero de la postura yanqui y sionista

El fiscal Nisman, desde 2004 cuando asumió la causa designado por el entonces presidente Néstor Kirchner, junto con el juez Canicoba Corral, adhirió a la versión que les pasó la CIA y el Mossad de Israel en consonancia con la ex Side. Entonces, sin pruebas, dictaminaron que el cruento atentado era responsabilidad de miembros del gobierno de Irán, ordenando la captura internacional de varios de sus miembros.

Es importante tomar en cuenta que todo esto se hizo bajo la directiva del gobierno kirchenrista, que en aquel entonces seguía, en el caso AMIA, la política que levantaba Bush de acusar a Irán de terrorista y reclamar sanciones internacionales. O sea, Nisman actuó bajo directivas del gobierno de Néstor y Cristina Kirchner, hasta que ésta produjo un giro en el 2013.

Nuestra postura siempre fue la misma. Desde un primer momento repudiamos el cruento atentado a la AMIA, cualquiera haya sido su autor. Y nos solidarizamos con los familiares de las víctimas, comprendiendo su dolor y reclamo de búsqueda de la verdad y justicia. Rechazamos el fallo y, por lo tanto, la versión de la CIA e Israel, avalada en su momento por el gobierno K, de acusar a Irán.

Siempre apoyamos la causa palestina y de los pueblos árabes ante el intervensionismo imperialista. Y también nos pronunciamos categóricamente, como lo hicimos con el caso AMIA, contra el ataque a las Torres Gemelas de Nueva York o ahora con la acción terrorista en el caso de Charlie Hebdo, porque en nada ayudan a la causa del pueblo palestino. Ya que generan víctimas inocentes, confunde a los pueblos y favorecen el accionar represivo imperialista.

El memorando con Irán no fue un giro antiimperialista del gobierno

Nunca avalamos el acuerdo de 2013 que se proponía con Irán, vía el llamado memorando. El gobierno lo fundamentaba como una “búsqueda de la verdad” y porque “evitaría” nuevos atentados. El gobierno ubicaba ese giro como “antiimperialista” y hoy así se quieren mostrar para contrarrestar la acusación de Nisman. Pero nunca hubo una postura antiimperialista. Porque en realidad el que hizo el giro hacia negociar con Irán fueron Obama y los EE.UU., desde que fueron abandonando la postura del “garrote” de Bush para buscar llegar a un acuerdo. Es esta política la que está en curso aunque cuenta con la oposición del estado racista de Israel. Por eso el gobierno K usó ese “paraguas” del imperialismo para buscar un pacto con Irán. Cosa que igual terminó fracasando, porque el régimen iraní nunca terminó de aprobarlo. Fue otra de las jugadas fallidas del kirchnerismo.

También rechazamos la postura de la oposición patronal y de las cúpulas de la AMIA y la DAIA, ligadas directamente a la embajada israelí, que rechazaron el memorando en su momento para avalar la postura de Nisman e Israel de seguir acusando a Irán y lavarle la cara al terrorismo de estado de Israel sobre el pueblo palestino.

Seguimos rechazando la postura del gobierno de reivindicar el memorando, porque no iba a la verdad ni aseguraba que no hubiera nuevos atentados. Y porque no adoptaba la única política que puede evitar nuevas AMIA, que es romper nuestro alineamiento con los EE.UU. e Israel.

La única política justa es romper relaciones diplomáticas y comerciales con Israel y exigir a los países del Mercosur que anulen la firma del Tratado de Libre Comercio con Israel.


Cena de fin de año en el Plaza Hotel

Si algo muestra que el caso Nisman se dio en medio de un choque político entre gran parte del Poder Judicial y el gobierno y la propia presidente, es la cena de fin de año que hizo la Asociación de Magistrados. En los lujosos salones del Plaza Hotel, el 15 de diciembre de 2014 se realizó una cena de más de 400 jueces de todo el país.

Allí estaban los jueces federales como Claudio Bonadío, que lleva la causa sobre Hotesur y Ariel Lijo, que procesa a Amado Boudou por el caso Ciccone y por enriquecimiento ilícito. En otra mesa estaba la presidente del Consejo de la Magistratura, la jueza k Gabriela Vázquez.

Dos días antes Cristina Kirchner había hablado por cadena nacional para denunciar otro complot, mencionando a “sicarios mediáticos” que se unían a “algunos secuaces judiciales”. En el discurso de ocasión de la cena, Ricardo Recondo, presidente de la asociación dijo que “los jueces son secuaces de la Constitución Nacional y de las leyes” (Clarín, 21/12/2014). Recibiendo un aplauso cerrado de la mayor parte de los presentes, en lo que era una contestación directa a la presidenta. Otro aplauso se repitió cuando señaló que “nuestra obligación es erradicar a los corruptos del poder”. Más claro, agua.

L.C.


El colmo de los voceros K

Voceros kirchneristas recalcitrantes, algunos periodistas de 6-7-8 como Sandra Russo, salieron a argumentar que detrás de la muerte dudosa del fiscal Nisman habría una gran maniobra para buscar derribar al gobierno. Según Russo, “Así se vienen desarrollando todos los golpes o los intentos de golpes blandos en la región” (Página 12, 20/01). Cita los casos de Manuel Zelaya en Honduras, o de Lugo en Paraguay. Ya el día anterior el diputado K Julián Domínguez había esbozado algo parecido denunciando un posible complot de “mafias”, detrás de Nisman, en las que podría estar Magnetto de Clarín.

Sandra Russo llega a decir que “usa- ron a Nisman vivo y ahora lo quieren usar muerto”. El colmo de la caradurez. Cuando para millones de argentinos es el gobierno el que está bajo sospecha por la muerte, más que “dudosa”, del fiscal Nisman, ellos contraatacan con un absurdo. Esta gente podría hasta llegar al argumento que era tal el complot y la mafia en la que participaba Nisman, que se podría haber suicidado o lo indujeron a ello para tratar de preparar un golpe “blando” contra el gobierno. Sin palabras.

L.C.

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