La Cámara tucumana denegó el pedido excarcelación por lo que Belén seguirá injustamente detenida. Se llevó a cabo una audiencia en el Congreso de la cual participó su abogada Soledad Deza, miembro de La Campaña Nacional por el Derecho al Aborto legal, Seguro y Gratuito.
Escribe: Malena Zetnik
Belén, de 27 años, fue condenada recientemente a 8 años de prisión acusada de aborto seguido de asesinato doblemente agravado por el vínculo y alevosía. Esta condena totalmente injusta es parte de un sistema patriarcal y clasista que se expresa brutalmente en casos como el de Belén, para intentar disciplinarnos a todas. Belén fue al Hospital Avellaneda de San Miguel de Tucumán con un aborto espontáneo. Allí, el personal de salud la maltrató, no la atendió, la acusó de provocarse un aborto y le adjudicó como propio un feto encontrado en el hospital. Luego la justicia la encerró por dos años con prisión preventiva hasta que la condenó a 8 años en un juicio totalmente viciado, donde ni siquiera hay un ADN que pruebe que el feto era de la joven.
Ante esta terrible situación que se mantuvo oculta durante mucho tiempo, el movimiento de mujeres no se quedó callado y salió a repudiar el fallo a través de movilización y diferentes acciones. El pasado 19 de mayo en el Congreso se realizó una audiencia pública convocada por la diputada del partido Obrero en el FIT Soledad Sosa. Allí estuvo presente la nueva abogada de Belén, la abogada Soledad Deza y por nuestro partido, Laura Marrone.
En su elocuente presentación del caso, Soledad Deza señaló: “Este caso nos habla de la desigualdad de poder en todos los aspectos y se la puede medir en la posición de inferioridad en la que se para una mujer que aborta frente a la salud pública que en vez de cuidarla integralmente lo que hace es sospecharla y acusarla frente a la policía que la criminaliza. Y frente al poder judicial que la acusa sin pruebas suficientes y la pone en un estado de indefensión y un tribunal colegiado compuesto por varones que la juzga peor. Una mujer que pertenezca a sectores populares está sometida además a una desigualdad social. En el imaginario social y médico el aborto es visto como crimen y esa inscripción adopta forma muchas más violentas cuando quien aborta no conoce los derechos que tiene o cuando tiene escasez de recursos materiales. Porque se enfrenta a una maquinaria simbólica que no la cuida y la acusa porque desafió un mandato de maternidad obligatoria que nos imponen a las mujeres y nos ponen al servicio público de parir”.
Ante la apelación al fallo y el pedido de nulidad presentado por la defensa de Belén, Deza señaló: “Ojalá que podamos lograr que la justicia revise esta condena y podamos continuar con el mismo apoyo para pedir la libertad de Belén. Un caso lamentable pero no el único, no sabemos cuántas otras “Belén” habrá. Esto nos lleva a pensar que independientemente de que Belén obtenga su libertad no va a haber un estado que pueda saldar esta deuda de dos años presas y la condena social y moral. Por eso pensamos que hay un Estado que debe saldar su deuda con las mujeres debatiendo y aprobando el proyecto del aborto legal seguro y gratuito que es lo que reconoce verdaderamente la autonomía de las mujeres que tenemos derecho a decidir.”
Casos como el de Belén y de otras tantas mujeres criminalizadas por la ilegalidad del aborto tornan más actual que nunca la pelea por lograr la ley para la Interrupción Voluntaria del Embarazo. Por eso tenemos que acompañar nuevamente la presentación del proyecto de ley de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto que se realizará en las próximas semanas.
Sólo la movilización de las mujeres podrá terminar con la violencia machista y patriarcal que nos condena por ser mujeres, como es el caso testigo de Belén.