Incendios en la Amazonia: Bolsonaro y el agronegocio son los responsables

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Bolsonaro y el agronegocio son los responsablesResponsabilizamos por los incendios que están devorando el Amazonas al derechista presidente brasilero, Jair Bolsonaro, con el apoyo de Donald Trump. También se están quemando casi 10.000 km cuadrados en el bosque seco chiquitano de Bolivia, bajo el gobierno de Evo Morales. Ambientalistas han calculado que recuperar el bosque puede llevar entre 100 y 200 años. Llamamos a parar este desastre con la movilización.

Escribe Miguel Lamas

La Amazonia es la mayor selva tropical del mundo. Abarca 7 millones de kilómetros cuadrados, cubre casi el 40% de Brasil y se extiende por otros ocho países. El Amazonas provoca las lluvias para irrigar los suelos y amortigua el calentamiento global. Posee la mayor biodiversidad y cuenca hidrográfica del mundo, la reserva del 20% del agua dulce disponible en el planeta y en ella habitan diversos tipos de plantas, peces, mamíferos, aves e insectos. Posee 35 millones de habitantes, tres millones de ellos son indígenas. Esto es lo que se está destruyendo.

Bajo el gobierno Bolsonaro se ha incrementado un 50% la deforestación y un 85% los incendios forestales desde 2018. Los terratenientes -a quienes Bolsonaro defiende y representa-, deforestan indiscriminadamente y luego producen las quemas para usar esas tierras para el agro negocio, avasallando a los pueblos originarios, privando de oxígeno a la humanidad y liquidando las reservas de fauna y flora.

Bolsonaro, mientras culpa a las ONG de los incendios, “relajó” las reglas de preservación y protección del medio ambiente y las reservas indígenas, hizo recortes presupuestarios, persigue y despide a empleados y especialistas (como el presidente del INPE despedido a principios de este mes) y “reestructuró” importantes organismos como el ICMBio (con recortes presupuestarios en marzo de 5,4 millones de reales para la inspección y la lucha contra incendios) y la reducción del 50% del presupuesto del IBAMA para PrevFogo (prevención de incendios), según denuncia nuestro partido hermano de Brasil, la CST/PSOL.

Los incendios son parte de la expansión de la frontera agrícola en beneficio de los terratenientes, multinacionales y grandes empresarios. Los distintos gobiernos, como el de Bolsonaro, obedecen a los mandatos de las multinacionales de la alimentación y el “biocombustible” (gasolinas fabricadas con vegetales), muchas de ellas impulsando los monocultivos en el Cono Sur. En gran parte para la ganadería, también para la soja transgénica (resistente a la sequía y venenos) y el azúcar para producir biocombustibles.

El flagelo de la deforestación, que se vino dando también bajo los anteriores gobiernos de Lula-Dilma Rousseff y el PT, ahora se acrecentó.
En Bolivia, por su parte, el vicepresidente García Linera prometió públicamente el año pasado a los agroindustriales deforestar 10.000 km cuadrados anuales. En el mes de julio un decreto de Evo Morales autorizó la “quema controlada” (lo cual es imposible), desatando el incendio en gran escala. Y en el caso de Argentina, se está entre los diez países del mundo que más destruyen sus bosques. Con Mauricio Macri y los gobernadores peronistas, a pesar de la Ley de Bosques, en 2018 se deforestaron 112.766 hectáreas de las cuales el 40% pertenecen a bosques protegidos.

Hay que salvar al planeta
Los grandes negocios con el suelo, el aire y el agua están llevando a nuestro planeta a la destrucción. Los incendios no hacen más que agravar la situación climática mundial. Un reciente informe de la ONU elaborado por 250 científicos sobre el cambio climático pronosticó que en 2050 la tierra será inhabitable para la especie humana, culpa del calentamiento global. Esto a pesar de los acuerdos que firman los gobiernos imperialistas simulando combatir ese mal, mientras Estados Unidos y China son los dos países con mayores emisiones de dióxido de carbono (CO2) del mundo.

La última cumbre climática llevada a cabo en Polonia el año pasado no tiene compromisos concretos. Estados Unidos se retiró del Acuerdo de París en 2017 firmado por 195 naciones en 2015 que establece una “reducción voluntaria” de las emisiones de CO2 que producen los combustibles fósiles al quemarse. El presidente francés Emmanuel Macron ha sancionado a Brasil posando de ambientalista, cuando él mismo aplicó un aumentazo a los combustibles y reprimió a los chalecos amarillos, siendo el jefe de multinacionales depredadoras francesas.

Aunque el G7, que agrupa a los principales países imperialistas, resolvió una ayuda para combatir los incendios amazónicos, los principales beneficiarios de la destrucción del Amazonas son las multinacionales agroindustriales, como la norteamericana alemana Monsanto-Bayer, la suiza Syngenta, Dupont Pioneer, Dow y Basf, que son las que venden semillas transgénicas, fertilizantes y agrovenenos en todo el mundo.

Los socialistas luchamos para combatir de raíz a este sistema capitalista y reemplazarlo por el socialismo, que expropie a quienes nos llevan a la destrucción (terratenientes, megamineras, petroleras, multinacionales de las semillas, etcétera). En ese camino, ponemos toda nuestra fuerza para acompañar, impulsar y ser parte de las luchas juveniles, campesinas, obreras e indígenas por la defensa del medio ambiente y los recursos naturales, impulsando las movilizaciones que se dan hoy en Brasil y Bolivia, exigiendo medidas contra los incendios de la selva y la prohibición de la deforestación.

 

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