La brutal represión del lunes 3 de junio, con más de cien muertos y centenares de heridos graves por parte de los militares gobernantes contra un acampe popular y la huelga general que exigía un gobierno civil no logró hasta ahora aplastar la rebelión popular. Se inició una nueva huelga general y la dictadura llamó a negociar y prometió “investigar” lo sucedido el lunes 3 y elecciones en nueve meses.
Escribe Miguel Lamas
La huelga del 28 y 29 de mayo, convocada por la Asociación de Profesionales Sudaneses (SPA, por sus siglas en inglés) y varios sindicatos, tuvo una enorme fuerza. Se habla del 100% de participación de trabajadores de prensa, bancarios, choferes de micros, estibadores de los puertos del Mar Rojo, las fábricas, las telecomunicaciones, de la salud y hasta de los ministerios, aerolíneas y aeropuertos (que fueron cerrados). La huelga exigía la transferencia del poder a un gobierno civil que llame a elecciones libres. Junto con esta medida se fortaleció el acampe popular que llevaba varias semanas frente al cuartel central de las fuerzas armadas, en el centro de Jartum, la capital, con decenas de miles de personas.
Brutal represión
La acción fue previamente planificada con el objetivo de quebrar la rebelión popular. Las fuerzas especiales, de asesinos entrenados, actuaron sorpresivamente atacando a balazos y machetazos a los acampantes desarmados. Torturaron a muchos en las calles y violaron mujeres. Muchos de los asesinados fueron arrojados después al río Nilo, de donde se rescataron ya unos cuarenta cadáveres. El Comité Central de Profesionales Médicos, parte de la dirección de la huelga, informó que los asesinados superan los 110, además de centenares de heridos muy graves.
El proceso revolucionario estalló en diciembre
En diciembre de 2018 se inició una revuelta por los aumentos en el precio del pan y la electricidad que profundizaron la miseria del pueblo, pero que continuó reclamando el fin de la dictadura islámica de Omar al-Bashir, que llevaba treinta años en el poder y es responsable del genocidio de Darfur, al Este del país. La movilización masiva de trabajadores, jóvenes y mujeres (organizadas en un sindicato y otras organizaciones feministas) se mantuvo en la calle tres meses, hasta derribar el 11 de abril al dictador, que fue destituido y encarcelado por los militares. Otro general duró apenas 48 horas. Y finalmente se formó el Consejo Militar de Transición (CMT) encabezado por Abdel Fattah al Burhan y el general Muhammad Hamdan Dagolo, que se menciona como el verdadero hombre fuerte, que encabeza las Fuerzas de Intervención Rápida y fue el responsable directo del genocidio en Darfur.
Este consejo militar prometió elecciones en tres años e inició negociaciones con la Alianza de Fuerzas por la Libertad y el Cambio, que agrupa a sindicatos y partidos burgueses de oposición, que frenó las movilizaciones para la negociación, que luego se trabaron porque los militares pusieron la condición de seguir con el control mayoritario del poder durante la “transición”. Es decir “democracia” controlada por los militares. En cambio, la Alianza de Fuerzas por la Libertad y el Cambio pedía un consejo de transición compartido, pero con mayoría civil.
La rápida experiencia de la lucha desde diciembre muestra que los partidos burgueses tienden a buscar, en función de preservar el orden capitalista, un acuerdo con algún sector militar. Las demandas económicas populares ante la crisis y una real salida democrática hacen necesaria una alternativa de dirección de los trabajadores para continuar la movilización hasta derrocar a la dictadura y lograr una salida a favor de los trabajadores, la juventud y las mujeres del pueblo.
Nueva huelga general
Ante la brutal represión se produjo un cambio. Se rompieron las negociaciones y la Alianza de Fuerzas por la Libertad y el Cambio, con los sindicatos y la Asociación de Profesionales, está convocando a la “desobediencia civil” y a una huelga hasta la caída del régimen militar.
Desde la UIT-CI, sin depositar ninguna confianza política en la alianza opositora, llamamos a apoyar la convocatoria a la huelga general contra la junta militar en Sudán. Convocamos a la más amplia solidaridad internacional con la movilización y huelga general de los trabajadores y el pueblo de Sudán.
¡Viva la huelga general hasta la caída de la junta militar!
Un país muy pobre
Sudán es un país africano, de cultura y lengua mayoritariamente árabe, con 40 millones de habitantes. Es uno de los más pobres del mundo, con los peores índices de calidad de vida. Su deuda externa es de 163 % del PBI. Exporta oro y petróleo (a través de empresas en manos imperialistas) y algodón.
Tanto el antiguo dictador como el actual mantienen estrechas relaciones con Arabia Saudita, los Emiratos Árabes (países aliados a Estados Unidos) y con Egipto, con los que tiene estrechos lazos económicos y militares. Las Fuerzas de Intervención Rápida de Sudán actúan como mercenarios de bajo costo en la guerra de Yemen, a sueldo de Arabia Saudita, para dominar ese país en el que están perpetrando un verdadero genocidio y donde tienen licencia para robar y violar mujeres. La dictadura también tiene el apoyo de Rusia y China, que vetaron en el Consejo de seguridad de la ONU un proyecto de declaración condenando la masacre del lunes 3.