Masivas marchas de mujeres: Repudio mundial a Trump

(Tiempo estimado: 3 - 6 minutos)

Multitudinaria marcha de mujeres en Washington contra TrumpUn día después de asumir la presidencia, en las calles se vio el repudio mundial al nuevo jefe del imperialismo. La Marcha de las Mujeres reunió a medio millón de personas en Washington y un millón y medio más en el resto del mundo.

Escribe Simón Rodríguez Porras

Los integrantes del nuevo gobierno del partido Republicano, muchos de ellos provenientes de la extrema derecha cristiana, supremacistas blancos y xenófobos, son enemigos de los derechos de las mujeres. El propio Trump tiene un perfil abiertamente misógino con un largo expediente de declaraciones y agresiones machistas. Todo ello justificó sobradamente a los ojos de centenares de miles de mujeres estadounidenses sobre la necesidad de movilizarse.

La juventud y los estudiantes que desde el momento de la elección vienen manifestándose sumaron importantes contingentes a la movilización, así como los latinos, negros, musulmanes y miembros de la comunidad LGBTQ, sectores también atacados en los discursos del nuevo presidente. Lo que se está gestando es un movimiento amplio, con enormes posibilidades de desarrollarse y madurar políticamente al calor de la lucha contra un gobierno reaccionario que refleja la crisis y decadencia de los Estados Unidos. Coexisten en él activistas ligados a movimientos como Occupy Wall Street surgido en 2011 contra la desigualdad capitalista o Black Lives Matter contra la brutalidad policial racista. Incluye desde quienes simpatizan con Clinton y Obama pasando por aquellos que apoyaron a Sanders en las primarias y luego se abstuvieron, hasta militantes de pequeñas organizaciones de izquierda. La amenaza que representa Trump condujo a un crecimiento en las afiliaciones a organizaciones de defensa de libertades civiles, derechos humanos y de planificación familiar, evidenciando un crecimiento en el interés por el activismo.

Repudio a Trump frente a la embajada en Buenos AiresLas primeras medidas

Trump ha declarado el día de la toma de posesión como “Día nacional de devoción patriótica”. El decreto reza: “No hay pueblo más grandioso que los ciudadanos estadounidenses. Mientras creamos en nosotros mismos y en nuestro país no hay nada que no podamos lograr”.

Las primeras decisiones ejecutivas incluyeron la prohibición de financiamiento federal para ONGs de planificación familiar que promuevan o contemplen la opción del aborto, tanto dentro del país como en el exterior, el retiro de Estados Unidos de los convenios internacionales para limitar la emisión de gases que producen el efecto invernadero y el calentamiento global, como el acuerdo de París (2015), y la flexibilización de los permisos ambientales para las empresas. También planteó el relanzamiento de la construcción de los oleoductos Keystone y Dakota Access, ambos paralizados luego de importantes luchas. En el caso del oleoducto Dakota Access la pelea de la comunidad Standing Rock del pueblo Sioux, que contó con el respaldo de miles de activistas, ganó notoriedad internacional a causa de la brutal represión. El gobierno atacó durante meses a los manifestantes con perros, disparos y chorros de agua y realizó decenas de detenciones. Finalmente en diciembre de 2016 Obama suspendió su construcción, ordenando la revisión del proyecto.

Trump, accionista de Energy Transfer Partners -la empresa texana a cargo de la obra- designó como secretario de Energía a Rick Perry miembro de la directiva de la misma empresa. No sorprendería que una de sus primeras medidas sea reimpulsar el proyecto. Una de las medidas que generó más repudio y repercusión internacional fue el decreto que habilita el inicio de las obras de ampliación del muro con México, y que se financiará con un impuesto del 20% a las exportaciones de este país a Estados Unidos. La otra disposición que provocó inmenso rechazo fue la prohibición de entrada a refugiados de cualquier país y a toda persona procedente de siete naciones de mayoría musulmana (Siria, Irak, Irán, Libia, Somalía, Sudán y Yemen). El repudio mundial fue enorme, e incluso se dieron protestas en el mismísimo aeropuerto John F. Kennedy de Nueva York, donde pasajeros provenientes de esos países fueron detenidos.

Los desafíos por venir

La brutalidad del nuevo gobierno puede generar falsas expectativas sobre el rol del partido Demócrata como oposición o alternativa e incluso se habla de una posible candidatura futura de Michelle Obama. No debemos olvidar que en los últimos ocho años, con Obama como presidente, se financió a bancos y multinacionales mientras la desigualdad social seguía creciendo y miles de personas perdían sus hogares en medio de la crisis inmobiliaria de 2009.

Los problemas estructurales de racismo y discriminación continuaron e incluso se incrementaron. A Obama, por sus casi tres millones de deportaciones se le llamó sarcásticamente el “deportador en jefe”. No cerró, como había prometido en su campaña, el campo de torturas de Guantánamo y ordenó miles de bombardeos con drones en países como Irak, Afganistán, Yemen y Pakistán, asesinando a miles de civiles. Protegió a los torturadores de la CIA y criminalizó a quienes filtraron documentos que reflejaban los horribles crímenes de guerra perpetrados por el imperialismo yanqui en el mundo como Manning, Assange y Snowden.

Bernie Sanders, por su parte, ha mantenido una posición ambigua asegurando que apoyará las medidas de Trump que favorezcan a los trabajadores y que estará en contra de aquellas que perjudiquen a la población. En el Senado se ha opuesto a algunas designaciones de Trump, pero también ha apoyado la del secretario de Defensa James Mattis, un general racista que cometió atrocidades en Irak y Afganistán.

El saludable odio de millones a Trump y a su gobierno resalta la necesidad de una alternativa política de izquierda, de los jóvenes, los trabajadores, los inmigrantes, los negros y las mujeres, que rompa con el bipartidismo demócratarepublicano. Es el momento de construirla, al calor de la movilización contra el nuevo gobierno y sus criminales medidas.


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Massa en las dos veredas

El referente del Frente Renovador, Sergio Massa, viajó a Washington para asistir a la toma de posesión de Trump. Fue invitado por el ex alcalde de Nueva York, racista y represivo, Rudolph Giuliani, a quien calificó como su “amigo”. A través de las redes difundió fotos entusiasmado por la ocasión. Cambiando de ropa, al día siguiente asistió a la marcha de mujeres contra Trump y registró el momento con un selfie, esta vez con expresión seria. La voltereta política de Massa generó burlas generalizadas.

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